~

Viajando del jamás al qué sé yo...

viernes, 11 de febrero de 2011

Aprendimos a gemir.
Gritando callamos al miedo.
Ahora no puedes pedir
silencio.
Si con tu voz me enamoré.
Y mis palabras te mordieron.
Lo siento nunca te daré
Silencio.

Desafinó mi soledad,
siempre se pierde si no hay ruido.
Cuando te empeñas en chillar
yo sólo escucho los latidos.
Dejaré de discutir
si me lo pides al oído.

No hay comentarios: