Cuantas cosas cambie por tu nombre,
cuantas luces se llevó el olvido,
cuantas guerras y amores podridos...
Y yo, como siempre inmune al hechizo,
el cielo celeste, ni Cristo me quiso.
Mirando al cielo, el cielo celeste...
¡Las aves vuelan cueste lo que cueste!
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